¿Me quieres contar algún detalle bizarro, raro, atractivo del ilusionismo?
Bueno, lo que nos diferencia del resto de los animales es la razón. Y la magia lo que hace es ir precisamente contra la razón.
Es como algo humano que, paradójicamente, va contra la esencia del ser humano: una especie de oximoron o “contradictio in términis”. Y eso me resulta enormemente divertido.
Inventamos artilugios e ideamos sistemas de confundir a la razón y, al destruirla, transportamos la mente de las personas a un mundo mágico dónde cualquier cosa es posible.
Podríamos decir que tus tres obras maestras son Julieta (porque como dices en el libro, tiene la llave de supervivencia de tus genes), La Balada de Billy, el pijo, y "El discurso con método" ¿Cuál sería la relación entre estas tres?
Eres músico (tocas el acordeón) y bailas tango. Cuéntame un poquito por qué el acordeón y no otro instrumento, y por qué el tango y no el vals. Mi papá me contó, también, que estudias el acordeón en el conservatorio... ¿Me puedes dar más detalles sobre esto? Y, también me contó que, para bailar tango, estás suscrito a una red en la que lo único que cuenta es bailar. ¿Cuál es el lugar más raro en el que has bailado?
El acordeón me gusta, en primer lugar porque por alguna extraña razón me gusta el sonido de todos los instrumentos de lengüeta libre: la armónica, el bandoneón, el acordeón…
Del acordeón siempre me fascinaron los botones de la izquierda. No entendía cómo podían funcionar y cuando me lo explicaron vi que era enormemente ingenioso, con lo que ya le “puse proa”. Por otro lado, una novia que tenía había sido acordeonista de joven y tenía uno debajo de su cama. Así que me lo dejó probar y me enganchó. Luego la novia dejó de engancharme pero no el acordeón.
El tango (en su modalidad original, el tango argentino, no el europeo), me gusta porque es un “baile catedrático”, como dicen ellos.
Tiene una curva de aprendizaje difícil, pero luego, al ser improvisado necesitas una compenetración con tu pareja tal que a ella le permita adivinar cual va a se tu próximo paso.
Se improvisa sobre la música y no es posible bailar dos tangos iguales a no ser que esté coreografiado expresamente. Por otro lado es un baile de abrazo (lo que genera oxitocina) y un baile bastante promiscuo… todos bailamos con todas con lo que siempre estás aprendiendo y motivado.
Cuando bailas mucho tiempo con la misma, ya no hay manera de sorprenderla, se adelanta incluso a tus intenciones y se pierde “la escucha”.
Y sitio raro, quizá una milonga (el lugar dónde se baila tango) en la parte asiática de Estambul, en Turquía. Los turcos bailan muy bien el tango, sorprendentemente.
Y he bailado con chicas de casi todos los países, incluyendo chinas , coreanas, japonesas, africanas, brasileñas y muchas europeas y estadounidenses.
Leí una entrevista tuya y vi que el primer truco de magia te lo hizo tu papá. Casi todos los magos cuentan y recuerdan ese momento en que experimentaron su "revelación". ¿Cómo fue para ti? ¿Qué cambió por dentro en el momento en que viste el truco?
Bueno, tenía siete años y sentí una emoción especial. No recuerdo muy bien exactamente qué, pero debió ser tan intensa que hizo que quedase fascinado por este fantástico arte.
Sobre todo porque me repetía el juego y me lo volvía a repetir pero no me explicaba el truco.
Su título va aquMe parece que en todas las vocaciones (y la magia es una vocación) uno siente que debe, como decimos acá, "jugarse todo por eso". No importa nada. Sólo seguir lo que uno ama hasta el final. ¿Cómo fue para ti ese 'jugarse todo'?í
Pues no fue nada especial, para mi fue algo natural.
Era lo único que no me aburría, tras pasar una infancia y principio de la adolescencia completamente sumido en el tedio.
En algún punto de tu vida, ¿sentiste que te equivocaste de profesión?, ¿que la magia no era lo tuyo?
Pues, hasta ahora no. Pero hay muchísimas cosas en la vida que habría podido ser y seguir siendo más o menos feliz.
Pero en el momento crítico, la informática no existía y no tenía idea del placer que produce la interpretación de una partitura de música.
¿Cuál ha sido tu peor público? ¿En dónde y porqué?
Una actuación en Guadalajara. Tenía que actuar en una especie de discoteca rara. Y me sacaron a actuar después de un striptease masculino y otro femenino. El sonido era espantoso y había un ruido de fondo de mil demonios.
Y cuando llevaba 15 minutos de actuación y ya había conseguido captar su atención, justo cuando empezaban a divertirse, se oyó una voz por megafonía: “durante la actuación del mago, hay barra libre JB”.
Por supuesto, me quedé yo sólo en el escenario mientras la gente se abalanzaba a por el whisky gratis. Fin de la actuación. Fin de la historia. Me fui a llorar junto a mi osito de peluche.
¿Cuál es el peor error que has cometido durante una actuación? ¿Cómo lo salvaste?
Esto sólo lo contaré delante de mi abogado.
Durante tu vida, ¿has pasado por alguna crisis que te llevó a dejar de actuar?
No. He pasado por crisis vitales. Casi siempre de pareja, porque parece ser que me van las “monogamias sucesivas”.
Lo que tiene de inconveniente que, de tanto en tanto, uno pasa por muy malos momentos.
A cambio, los principios y las nuevas relaciones son muy enriquecedoras y emocionantes. Es un precio que hay que pagar.
Truman Capote dice, cuando habla del talento de escribir, que es tanto una bendición como un látigo que cae en nuestra espalda. ¿Cuál es el látigo de los magos? ¿Cuál es la "maldición" de la magia?
En mi caso es todo ese arduo trabajo de ensayar, perfeccionar, pulir y volver a estudiar, a ensayar, pulir…
Y luego, encima, todo esto lo tienes que transmitir a un público vivo, que en muchos casos va a presenciar tu actuación por accidente.
En muchos casos no han ido ex-profeso sino que han salido a tomar una copa o a una cena de empresa y se encuentran contigo.
¿Qué es un miromago? ¿Por qué existen?
Fue una palabra que invento Juan Antón, uno de los maestros de Juan Tamariz, para describir a aquellas personas que les gusta ver los trucos de magia.
No el efecto de magia, sino los trucos y, a diferencia del resto de las personas que no son magos, les fascina tanto la parte de la trampa en sí, como los métodos psicológicos que hacen que funcionen.
Y son personas que, además, no les gusta ensayar y/o actuar. O no quieren pagar el precio que conlleva. Pero al igual que a los magos strictu sensu, aman la magia.
Esta te la dejo libre... ¿Por qué existe la magia?
Porque existe la razón. Sin razón no hay magia.