Entonces te contaré algo: la magia es uno de los hobbies (o profesiones) más divertidos, gratificantes y estimulantes que te puedas encontrar.
No sólo disfrutarás enormemente haciendo magia sino que tus amigos, paradójicamente, también lo harán, al ver como se rompen sus esquemas de pensar lógicos: objetos que atraviesan otros objetos, levitaciones, apariciones, desapariciones, viajes, transformaciones, predicciones…
Cosas imposibles en el mundo real que nos rodea y que nos transportan a otro mundo mucho más divertido lleno de fantasía, sorpresa y diversión.
Es muy difícil explicar esa sensación que produce un juego de magia cuando impacta en la mente de un espectador. Trata de hacer memoria y de recordar algún momento en que hayas visto un juego de magia que te haya dejado “completamente pillado”. Se siente por dentro un “algo” inexplicable, una sensación en la que la lógica del mundo en la que estamos se quiebra y nos transporta durante segundos a otro mundo distinto.
Es, en suma, una emoción, la sensación de misterio, completamente distinta del resto de las disciplinas artísticas. Porque la magia es una disciplina artística, o un hobby artístico. Al igual que alguno de tus amigos puede ser un aficionado a tocar el piano o a pintar al óleo –otros ejemplos de hobbies artísticos— el mago, cuando hace sus “magias”, es un actor que hace una pequeña representación “especial” de teatro con su baraja y sus monedas, con el objetivo de producir en su público esa sensación de misterio. Esa emoción es única: sólo tiene la magia y la hace distinta al resto de las disciplinas artísticas.
Pero, hay más, porque de paso incrementarás tus capacidades de comunicación y tus posibilidades de relacionarte “con la peña”. O como se decía antiguamente y ahora decimos jocosamente: “serás el alma de todas las fiestas”
Las buenas noticias son que cualquier persona puede ser un magnífico mago. No hace falta tener una habilidad especial, sólo tu deseo de hacer magia. Aunque seas el clásico patoso al que todo se le cae de las manos (yo lo soy en la vida real y llevo veinticuatro años de mago profesional) insisto, puedes ser un magnífico mago, porque la magia es tan variada que cada uno puede elegir su “propio nivel de habilidad”.
Hay efectos de magia que son completamente automáticos desde el punto de vista técnico, por lo que puedes dedicarte sólo a la presentación –en mi opinión, el 70% del éxito de un juego, consiste en la presentación— e ir poco a poco aprendiendo nuevas habilidades que te permitirán escalar nuevos peldaños en la escalera mágica y te abrirán las puertas a nuevos efectos y sensaciones.
Por otro lado, el ser aficionado a la magia, conlleva una “responsabilidad” con respecto al arte de la magia y con el resto de los magos, incluyendo la persona que inventó ese juego que tanto te hace disfrutar. Piensa esto: si tú haces un juego de magia mal o lo repites varias veces a las mismas personas, éstas acabarán pillándote el truco con toda seguridad. Y no sólo te sentirás fatal —créeme— sino que, además, habrás “reventado” el juego para todos los magos del mundo.
Esas personas que “gracias a ti” conocen el secreto de ese juego en particular harán que cualquier otro mago que les haga ese juego, sea inevitablemente “cazado” por muy bien que lo haga, y, además, para hacerse el inteligente revelará el juego a los demás espectadores, destruyendo la reputación del pobre mago que “sí hizo sus deberes”. Y lo que es aún peor, el secreto de ese juego se expandirá exponencialmente. Y eso es tremendo.
Si no eres capaz de asumir esa responsabilidad es mejor que cambies de hobby. Esa responsabilidad no la tienes si coges como afición, por ejemplo, el piano. Si tocas mal es tu problema. Sin embargo si te pillan el truco, el problema atañe a toda la comunidad mágica. Es por esa razón y no por otra por lo que los magos guardamos “celosamente” nuestros secretos. Si no lo hacemos así, y los trucos son de dominio público perderemos la capacidad de asombro en la que se basa la magia.
Por tanto, únicamente con respetar las tres normas básicas del mago que son: nunca explicar los trucos, no repetir los juegos durante la misma sesión a las mismas personas y ensayar hasta poder realizar con fluidez y sin fallos los juegos, podrás disfrutar de uno de los más divertidos y gratificantes hobbies que haya podido idear el ingenio humano. Simplemente respetando estas tres normas, serás uno de los nuestros. Sé, por tanto, bienvenido colega mago, amigo…
Y, como dice el dicho clásico: “Los juegos de manos, se hacen con la cabeza”. Usa la tuya. Y a disfrutar…